Cada 17
de mayo se conmemora el Día Mundial contra la HOMOFOBIA, ya que en esa fecha, en 1990, la Organización Mundial de la Salud excluyó a
la homosexualidad de su lista de enfermedades y problemas de salud.
Una
medida justa y necesaria que tiene como propósito la articulación de acciones y
la reflexión para luchar contra la discriminación basada en la violencia
física, moral o simbólica ligadas a la orientación sexual o identidad
sexogenérica; pero que no evita que la sociedad continúe siendo homofóbica.
La verdad
es que esta actitud tardará años, décadas y posiblemente siglos en cambiar
definitivamente.
La
homofobia es una realidad en la sociedad
mexicana, pues actualmente nuestro país ocupa un deshonroso segundo lugar en
crímenes de odio por causa de la homofobia
solo por debajo de Brasil.
Las
entidades mexicanas en donde se ha cometido el mayor número de homicidios son
el Distrito Federal con 164, Estado de México con 78, Nuevo León con 64 y
Michoacán y Jalisco con 54.
Casi 80
países en el mundo criminalizan la homosexualidad y condenan los actos sexuales
entre personas del mismo sexo con penas de prisión, nueve de ellos, entre los
que se encuentran Afganistán, Mauritania, Nigeria, Pakistán, Arabia, Emiratos
Árabes y Yemen mantienen para estos casos la pena de muerte.
Sabemos
también que este odio contra los homosexuales es un fenómeno mundial que varía
en su grado de radicalismo, y que las religiones han sido las importantes
promotoras de la intolerancia, confundiendo la condición biológica de este
fenómeno, con aspectos morales y con prejuicios.
Hay
personas muy religiosas y con ideas homofóbicas que aún insisten en que al ser
homosexual es una patología que puede ser revertida a base de terapia
psiquiátrica.
Sobre
este tema, día con día la práctica
muestra que es un error creer en ello.
A finales
del 2012, California se convirtió en el primer estado en legislar y prohibir
supuestos tratamientos y terapias psicológicas, cuyo objetivo sea cambiar la
identidad sexual de jóvenes homosexuales.
Esto fue resultado de una sólida
base en estudios hechos por más de 40 años, en donde queda demostrado que la
orientación sexual de un individuo, ya sea gay, bisexual o heterosexual, no es
una enfermedad, desorden, deficiencia o una limitación, para el presidente de
la Asociación Nacional para el Estudio y Terapia de la Homosexualidad, la
aprobación de esta ley es solamente “otro triunfo del activismo político sobre
la ciencia objetiva”; y gracias al apoyo del gobernador Jerry Brown, esas
prácticas “serán ahora relegados al
basurero de la charlatanería”.
En el
caso de la iglesia católica su postura frente a esto no es del todo clara. Por
un lado se pide a los homosexuales lo
mismo que a todos los miembros de la comunidad humana: Una vida de castidad,
dentro de su estado especifico de vida, y según lo explica, se busca elevar el
cariño humano expresado en la sexualidad a un plano de entrega y amor
desinteresado y prolífico.
Esto se
puede interpretar que cualquier persona gay puede estar dentro de la iglesia,
compartir y vivir su doctrina siempre y cuando no se lleve una vida sexual
activa y mucho menos se conviva en pareja, con o sin matrimonio.
También
se puede deducir que así como hacen algunos “pocos” sacerdotes, que faltan a su
promesa de castidad y caen en pecado, con solo ir al confesionario y
arrepentirse les es suficiente para continuar su vida pastoral….hasta la
próxima tentación.
Lo que sí
es definitivo e igual que con los sacerdotes, los homosexuales no pueden
convivir en pareja y mucho menos recibir el sacramento matrimonial.
La
iglesia católica postula que la dignidad de cualquier persona es lo más
importante, sobre todo de aquellos que sufren marginación o discriminación,
pero defiende el carácter singular y exclusivo que el matrimonio entre hombre y
mujer tiene, sin excluir la existencia de uniones de convivencia, que necesitan
un marco legal. Sobre esto, yo considero
que es válido para quienes así lo conciban;
pero lo que no es correcto es el rechazo y la falta de tolerancia para
las creencias y opiniones contrarias.
Según el
catecismo católico la homosexualidad es definida como la “La relación entre
hombres o entre mujeres que experimentan una atracción sexual exclusiva o
predominante hacia personas del mismo sexo.” Por otro lado agrega que este tipo
de relaciones no son nada novedoso, ya que la homosexualidad ha tomado
diferentes formas a lo largo de los
siglos y culturas. Además especifica que su raíz psicológica se mantiene sin
una explicación clara, indicando que nunca ha tomado postura sobre el continuo
debate sobre si la inclinación homosexual de algunas personas es por naturaleza
o por desarrollo social.
Con estas
afirmaciones ambivalentes el catolicismo deja una duda sobre un tema que la
ciencia ya ha sido muy clara: La homosexualidad NO es una patología.
Desgraciadamente
dentro y fuera de la iglesia es común escuchar las frases excluyentes y
sarcásticas en relación con las personas que asumen una preferencia sexual
hacia su mismo sexo y hacia los hombres afeminados; lo que me lleva a cuestionarme su real
sentido de “Caridad hacia el próximo”
¿Es
homofóbica una institución que predica y enseña el amor como estilo de vida?
Esto me
trae a la mente una inolvidable frase "El secreto de mi Sacerdocio está en
el Crucifijo que he querido poner frente a mi lecho. Jesús crucificado me mira
y yo le hablo. Esos brazos extendidos me dicen que EL ha muerto por todos; a
NADIE se le niega su AMOR y su PERDÓN...." Papa JuanXXIII, Junio de
1963. (El Papa “Bueno” está en espera de
ser canonizado, sin lograrlo).
Creyentes
o no creyentes en la sociedad mexicana están presentes aún muchos estereotipos
negativos que deben desaparecer, aunque las creencias tan añeja no es posible
cambiarla de la noche a la mañana.
Creo que
en mayor o menor medida, todos somos algo de homofóbicos y contra ello tenemos que luchas. Creo también que las
mujeres somos un poco más abiertas a aceptar lo diferente.
¿Te
imaginas que te toque un hijo gay o una hija lesbiana?
Esa es
una pregunta que yo escucho con frecuencia, pero veo también con agrado que las
nuevas generaciones (en especial quienes no son educados en el catolicismo
recalcitrante) son quienes marcan una tendencia diferente, especialmente porque
están más educadas y poseen mucho más conocimiento.
Lo que ya
no puede esperar y es importante terminar pronto (mucho antes que el cambio
paradigmático) es el odio hacia lo diferente, ese odio que deriva en violencia.
Ninguna
sociedad puede aceptar que se prive de la vida a alguien solamente por su
preferencia sexual.
Debemos
dejar en claro que hay en nuestro alrededor un gran número de personas
homosexuales que llevan vidas tranquilas y equilibradas sin molestar a nadie, y
que no es justo que por algunos gays estrafalarios y exhibicionistas se juzgue
en lo general a todos con desprecio y crueldad.
En la
medida que la sociedad deje de estigmatizarlos, en esa medida este grupo podrá
planear su vida de manera pacífica, sincera, honesta y con dignidad.
Bravo por este post, aunque me pareció un poco "homofóbico" mencionar el pago que reciben los todos los homosexuales por homosexuales afeminados. No juzgo tu post, al contrario hago solamente una mención. Las personas tienen el derecho por ser personas de gozar la vida con Libertad mientras no atenten contra los derechos de los demás. En esto. Los homosexuales afeminados, tienen todo el derecho de ser como son y en hacer de su personalidad única y original. Ellos quizás sufran mayor discriminación. Pero es parte de nosotros como seres humanos ser diferentes, tener una diversidad que es parte natural del ser humano. A lo que voy, es que todos absolutamente todos los que conformamos la diversidad sexual -Heterosexuales, homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales, transgénero, intersexuales, queer, asexuales, pansexuales,etcétera - debemos de ser quienes somos y estar unidos como seres humanos. Yo soy varonidl, pero prefiero mil veces pagar con burlas y desprecios como si fuera homosexual afeminado, a vivir rodeado de una sociedad en la cual prefiere ver a un homosexual varonil casado con una mujer y teniendo vida sexual con una persona del mismo género. De eso se trata el movimiento LGBTTTIQ de unirnos todos 8incluídos heteros- para luchar por uan igualdad que le atañe además de a las minorías, a toda una sociedad.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Aunque tienes razón en los derechos de todos a todo, sin excepción, a mostrar su feminidad, creo importante mencionar el hecho de que nos guste o no, la sociedad no entiende, no le interesa y no le importa entender...En lo personal me ha costado mucho cambiar mi percepción sobre la inclusión y aceptación de quienes son y viven diferentes. Creo también que una mayoría no tiene porque imponer ideas ni estilos a una mayoría, pero que cada caso de forma personal debe establecer la mejor forma de vivir, sin dañarse a si mismo ni dañar a otros, ya sea homosexual o heterosexual.
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