Este es
mi tema favorito, y después de leer el maravilloso artículo que escribe Agustín
Boldrini, decidí compartir algunos de los párrafos que me resultan relevantes,
tratando (por supuesto) de no sacarlo de contexto.
La lengua
es el vehículo del pensamiento, nos permite comunicarnos. No obstante, es
necesario reconocer que no es inocente. Transmite estereotipos, conocimientos,
valores, prejuicios, ideas, ideologías. Es un elemento con el que los seres
humanos construimos la realidad.
La
cosmovisión androcentrista elaboró una forma de nombrar el mundo a partir de un
masculino genérico. Existe un convencimiento de que el género masculino tiene
un valor universal y de que el femenino se refiere a lo específico, y es
conveniente admitir que este es un modo más (entre todos los que existen) de
invisibilizar a la mujer. “En un mundo donde el lenguaje
y el nombrar las cosas son ¬poder, el silencio es opresión
y violencia”
¿Sería
posible establecer un debate serio y abierto sobre esta cuestión?
Continuemos
con las consideraciones que nos ofrece Agustín Boldrini
Con
naturalidad empleamos expresiones que dejan afuera a la mujer o que la
menosprecian. Un ejemplo son los vacíos léxicos (palabras que no tienen su
correlato en el otro género). Así, el término “misoginia” (odio a las mujeres)
no tiene su forma para señalar la aversión a los hombres....A este tipo de
expresiones se le llama SEXISMO LINGÜÍSTICO.
Ignacio
Bosque, académico de la REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, elaboró un informe en 2012 para
responderles a las nueve guías de lenguaje no sexistas publicadas en España. EL
Explica que estas pautas contienen recomendaciones que contravienen las normas
del buen uso de la lengua.
Cabe
refrescarle a este señor Ignacio Bosque, que la lengua dispone de múltiples
recursos que nos posibilitan producir mensajes variados, no repetitivos,
precisos y no sesgados, sin que por eso tengamos que ¬renunciar a la estética y
a la economía del lenguaje.
La
utilización de nombres colectivos (gente), de abstractos (dirección), de la
forma impersonal en tercera persona con “se” (se dice) son algunas
posibilidades.
Recordemos:
la lengua no es sexista, sino el uso que de ella se hace...
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