En México, como en otros países, festejamos año con año el “Día del PADRE”
Este festejo me invita con frecuencia a repensar un poco más la idea de la PATERNIDAD, ya no tanto como la simple reproducción de la especie humana y la crianza de los hijos e hijas, no solo un fenómenos estrictamente biológicos, sino sabiendo también que tiene su propia dimensión sociocultural de acuerdo a la manera cómo se ejerce y/o satisface sus necesidades. Todo ello guardando una dependencia acorde con la cultura donde en se vive.
En otras palabras, la PATERNIDAD no puede restringirse a un asunto meramente biológico aunque evidente lo sea. Es un hecho estrictamente físico lo que le da su origen, la concepción, pero ello no agota su sentido, este conlleva muchos más significados para hombres, mujeres y la familia en sí.
¿A qué factores sociales está asociado el comportamiento diferenciado de los hombres frente a la paternidad? ¿Qué podemos recomendar para contribuir a la formulación de políticas sobre la paternidad responsable en México y en los países latinoamericanos?
La paternidad no está dada de antemano de forma natural por lo que hay dos tipos de PATERNIDAD, la biológica y la social.
La paternidad social, ampliamente aceptada convierte en padres a hombres por adopción legal y muestra que es una construcción social que se modifica históricamente en cualquier parte del mundo. Como toda conducta humana puede o no asumirse, aceptarse o rechazarse, y su forma aceptable dependerá de lo que socialmente se espere de ella en un momento histórico determinado.
Hoy en día, la paternidad, no se considera aceptable por sectores cada vez más crecientes de la sociedad, si ella no incorpora la función proveedora material, y la creación de lazos afectivos firmes y permanentes que requieren mayor cercanía de los padres con su descendencia, además ayudar y apoyar en los cuidados y responsabilidades de los hijos e hijas de cuidados.
Pero la realidad muestra que esos lazos afectivos no se aseguran de manera instintiva o automática por todos los hombres, y que para un buen número de hombres y de mujeres persiste la idea de que basta que el hombre cumpla con el rol de proveedor para ser un buen padre. Más aún, en un mismo país, en un momento dado, existen diversas formas de paternidad, lo que revela distintas maneras de concebirla.
Cada sociedad y cultura define, regula y norma las maneras en que éstas y otras funciones se habrán de ejercer, algunas de forma legal-institucional, otras por el control social que establece la fuerza de la costumbre.
Cada sociedad y cultura define, regula y norma las maneras en que éstas y otras funciones se habrán de ejercer, algunas de forma legal-institucional, otras por el control social que establece la fuerza de la costumbre.
Vamos a recordad que la familia es la institución primaria donde se produce el proceso de socialización de los individuos. Es donde los niños aprenden a ser masculinos, adultos, maridos y padres, y las niñas a ser femeninas, adultas, esposas y madres. Los “valores comunes” se refieren a ideas y metas compartidas, los “procedimientos comunes” a pautas reglamentadas de comportamientos que se siguen, y “el sistema de relaciones” a la red de roles y estatus mediante los cuales las personas llevan a cabo su comportamiento.
La familia es una de las cinco instituciones básicas importantes en las sociedades, conjuntamente con la religiosa, la educativa, la económica y la gubernamental y como institución, define una serie de valores comunes acerca del amor, de los hijos y las hijas, de la vida familiar; una serie de procedimientos comunes como el cuidado del niño y rutinas familiares; y una red de roles y estatus (marido, padre, abuelo, bebé, adolescente, novio) que forman el sistema de relaciones sociales mediante las cuales la vida familiar se desenvuelve.
Por consiguiente, en toda sociedad la familia es una estructura institucional que se desarrolla mediante los esfuerzos de esa sociedad para lograr que se lleven a cabo ciertas tareas definidas como funciones. Si falla la familia…falla la sociedad….y la familia falla si sus hombres y mujeres no asumen debidamente sus
compromisos y sus conductas no responden a estos compromisos.
Por otra parte, es común denominador en muchas culturas que la acción para evitar los nacimientos sea concebida como responsabilidad de las mujeres, y por consiguiente que sea ellas las encargadas de la crianza de la descendencia.
Por otra parte, es común denominador en muchas culturas que la acción para evitar los nacimientos sea concebida como responsabilidad de las mujeres, y por consiguiente que sea ellas las encargadas de la crianza de la descendencia.
Hemos sido y aún somos muy permisivos en cuento a aceptar que los hombres no respondan a la responsabilidad de concebir un hijo descargando todo el peso sobre la mujer. Ese hecho sin duda ha permitido que sea “socialmente aceptable” que los hombres tengan hijos sin asumir sus compromisos correspondientes.
En sociedades con desarrollo humano alto, en donde los seres humanos son concebidos como “bien social”, la familia y la sociedad crean condiciones para el ejercicio pleno de los derechos humanos de la niñez.
Estamos entrando a una nueva era de lo que se concibe como MATERNIDAD y PATERNIDAD en donde los roles cada día se comparten de forma más equitativa y en la medida que logremos avanzar en ese sentido (Dejando de lado las actitudes MACHISTAS) podremos pensar que estamos cerca de llamarnos una sociedad DESARROLLADA con un sentido HUMANO.
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Por suerte la perspectiva machista de que el hombre es el encargado de suministrar las condiciones económicas al hijo y allí termina su rol, han quedado en el olvido.
ResponderEliminarSer padre es un acto de amor, desde el momento de la concepción o desde el momento en que se toma la decisión de adoptar a un niño.
Creo firmemente que se es padre, no por una condición biológica, ni por una condición legal, sólo por una actitud del corazón.
Cuando uno toma entre sus brazos por primera vez a un hijo queda unido a él de por vida y todos sus actos serán, a partir de ese momento, por y para su hijo.
Es cierto que los roles han ido cambiando, pero veo con mucha felicidad que se ha transformado en un compartir toda la crianza de los hijos.
Mujeres que trabajan, hombres que han comprendido que no se es menos hombre por preparar un biberón o por cambiar pañales malolientes, una sociedad que comprende que ambos son responsables del bienestar de un hijo y que ambos tienen las mismas obligaciones y derechos han contribuido a que ya no haya tantas diferencias en el cuidado de un hijo.
Porque, en definitiva, un hijo es un pedacito de nuestro corazón que ha cobrado vida y es responsabilidad compartida el luchar porque esa personita el día de mañana sea una persona que se inserte en la sociedad comprendiendo su rol, recibiendo el ejemplo de sus padres y no siendo excluido por la misma sociedad.
Como siempre un gusto leer tus notas y comentarios Ana. Saludos desde Argentina
Daniel Enrique Ferrero
@def1311
Daniel gracias por tu mensaje. Es muy enriquecedor cuando un hombre habla de sus sentimientos y más aún del amor por sus hijos e hijas...En la medida en que hombres y mujeres asumamos nuestro compromiso sin reservas y con amor, en esa medida el mundo será un mejor lugar para los niños y niñas...
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