¿FEMINISMO?

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Mujer y Sociedad Contemporánea


Si se quiere comprender la condición humana en sus relaciones y expresiones socioculturales, y acelerar los procesos democráticos y libertarios para la sociedad en general, entonces, resulta de la mayor importancia tener presente una constante actitud crítica en torno a la condición social de las mujeres.
Porque aun cuando en el contexto de la postmodernidad, la experiencia fragmentada de las metrópolis, el desmantelamiento de los discursos utópicos, la irrupción de la diversidad cultural, la crisis de la ciencia y en general la preeminencia racional de occidente, produjeron el desencantamiento de las concepciones establecidas, echando por tierra la idea de que el ser humano es un sujeto centrado, residente en un cuerpo discreto y autocontenido, poseedor de una conciencia que acciona sólo tras los límites del sexo, el dinero y la política, dictados por el orden simbólico falogocéntrico, la discriminación y el maltrato a las mujeres es todavía una tarea inconclusa.
A partir de la segunda mitad del siglo pasado, los discursos críticos y sus correspondientes movimientos sociales, han conseguido una serie de transformaciones, que van dejando atrás las consideraciones intelectuales de una cultura concebida y dirigida exclusivamente por el género masculino, aquella generadora del discurso patriarcal, el cual justificaba la desigualdad entre géneros. El discurso machista demandaba de las mujeres una conducta siempre en función de los otros, un discurso que las representa como inferiores, controlables y usables, y para justificar esto se les adjudicaban valores de pasividad, docilidad, pureza e ineficacia.



Los discursos críticos feministas someten a des-construcción aquellos argumentos, para dejar claro que no hay que olvidar que la trama de la valoración social es una elaboración ideológica, porque se trata de un proceso sociocultural, resultado de una educación tanto formal como informal, a partir del cual se les atribuyen o niegan cualidades a las personas, es decir, que no hay destino, ni por designios divinos, ni en bioprogramas que determinen la conducta humana por encima de la conciencia.
Particularmente, las últimas cuatro décadas han sido de intensa y progresiva actividad respecto a estas cuestiones, por los muchos cambios en el hacer y pensar de las mujeres, pues se enfrentaron a la moral que las condenaba a una vida de auto-sacrifico y abnegación. La liberación les implicó cuestionar la tendencia a conductas de auto-negación, como aspirar a la ilusión de preservarse en una inocencia que las identificaba como eternas menores de edad, ignorantes e incapaces para desempeñarse en el ámbito de lo público, tras el paulatino cambio han conseguido captar un rasgo esencial de los derechos humanos, comprendiendo que es legítimo reclamar los propios; así las mujeres entran en conciencia de sí mismas, sabiendo que cuidar de ellas no es egoísta, pero también que la libertad no es posible sin el acuerdo con los otros. Esto les ha permitido verse a sí mismas como más fuertes y ocuparse de sus propias necesidades, en tanto descubren que la autoafirmación es posible; con todo esto cambian también las condiciones en que se establecen las relaciones de pareja; éstas dejan de ser vínculos fundados en la dependencia, y pasan a experimentar una dinámica de mutuo reconocimiento y respeto.
Con el trabajo concreto de las mujeres reales, se han demostrado en los hechos sus capacidades productivas, creativas y de autosuficiencia económica, de tal manera que las libertades, derechos y autonomía se han venido incrementando como una ardua y legítima conquista.
Entonces, bien podemos complacernos ante los muchos cambios favorables para la condición existencial de las mujeres, y su reconocimiento actual como parte fundamental de una sociedad que se busca incluyente y diversa; pero no hay que cantar victoria, porque la cultura femenina actual también nos hace saber que aún quedan muchos problemas sociales de la mujer, variados rostros de violencia y discriminación, a los que es necesario dar soluciones. Así que desde la perspectiva de una ética feminista la eliminación de la opresión femenina es, antes que nada, un deber de las mujeres, pero siempre una labor que se ha de llevar a cabo de manera conjunta, en permanente diálogo con el género masculino, porque la problemática social abordada en este ensayo es el resultado de una complicidad.

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De Impacto

ESTADÍSTICA MUNDIALES SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO

• Del 45% al 60% de los homicidios contra mujeres se realizan dentro de la casa y la mayoría los cometen sus cónyuges.
• La violencia es la principal causa de muerte para mujeres entre 15 y 44 años de edad, más que el cáncer y los accidentes de tránsito.
• La violencia contra las mujeres y las niñas es un problema con proporciones de epidemia, la violación de los derechos humanos más generalizada.
• La Comisión de las Naciones Unidas señala que por lo menos una de cada tres mujeres y niñas ha sido agredida física o abusada sexualmente en su vida.
• El miedo y la vergüenza siguen impidiendo que muchas mujeres denuncien la violencia y, por ello, los datos recogidos son inconsistentes.
• La violencia contra la mujer, destroza vidas, rompe comunidades y detiene el desarrollo. Ellas son parte vital de nuestra sociedad.
• La violencia a las mujeres ha existido siempre. Lo más grave es que nos hemos acostumbrado a ella y la vemos como algo normal.
• Las adicciones alteran la conducta y en la mayoría de casos de violencia a mujeres es bajo el efecto de alcohol o drogas.
• En México 1 de cada 5 mujeres ha sido maltratada física o sexualmente.
• Cada 15 segundos una mujer es agredida.
• En 1 de cada 3 hogares ha habido maltrato emocional, intimidación, abuso físico y sexual.
• A escala mundial, se estima que al menos 1 de cada 3 mujeres ha sido golpeada, coaccionada para tener relaciones sexuales o ha sufrido otro tipo de abusos por algún hombre presente en su vida.
• Cada 6 horas ocurre el asesinato de una mujer en México.
• 1 de cada 5 días de trabajo que pierden las mujeres se debe a la violencia que sufren.
• 40% de los asesinatos de mujeres ocurren en su propio hogar.
• Cada 9 minutos una mujer es violentada sexualmente.
• 4 de cada 5 de las mujeres separadas o divorciadas reportaron situaciones de violencia durante su unión, y un 30% continuaron padeciéndola, por parte de ex parejas, después de haber terminado su relación.
• Más de 85% de los casos de agresión contra mujeres que son denunciados en México quedan impunes.
• Del total de las mujeres casadas o unidas, 60% ha sufrido algún tipo de violencia patrimonial, ya sea por algún familiar u otra persona.
• Los costos sociales y económicos de la violencia contra la mujer son enormes y repercuten en toda la sociedad. Las mujeres pueden llegar a encontrarse aisladas e incapacitadas para trabajar, perder su sueldo, dejar de participar en actividades cotidianas y ver menguadas sus fuerzas para cuidar de ellas mismas y de sus hijos.
• En México, los costos económicos y sociales derivados de las agresiones hacia las mujeres, sus familias y comunidades ascendieron, en 2008, a más de 168 mil millones de pesos.
• Los costos económicos de la violencia se calculan a partir de la menor participación de las mujeres en el mercado laboral, menor productividad en el trabajo y mayor ausentismo; la violencia también genera menor capacidad de ahorro e inversión.
• La violencia doméstica tiene un impacto potencial sobre la capacidad futura de los niños para conseguir un empleo adecuado, ya que los niños que vienen de hogares violentos suelen tener escaso rendimiento escolar, en Latinoamérica, la edad promedio de deserción escolar es de 9 años en caso de existir violencia intrafamiliar, contra 12 años en caso de no contar con ella

VIVAN LAS MUJERES DE MÉXICO!!!

NO lo MAQUILLES

MUJERES-MUSAS